(Caricatura de Schnutinger). Vía Desarraigos Provocados.
En mi caso particular, reconozco que es mucho más fácil seguirme por Facebook (no me atrevo a abrir una cuenta en Twitter). Es bastante más dinámico, y el feedback es muchas veces inmediato. Incluso he notado que he reducido el número de emails privados, ya que la mayor parte de la información que solía compartir anteriormente se resume ahora en un par de líneas de estatus + comentarios. Con el blog, en cambio, uno nunca sabe cuándo está hablando (o escribiendo) con una pared.
Los tiempos cambian muy rápido, las necesidades y los medio también. Supongo que al final sólo sobrevivirán los blogs que tengan realmente algo que contar, principalmente temáticos.
¿Eso qué quiere decir? ¿Que estoy pensando en cerrar mi blog? No, aunque me he planteado más de una vez re-orientarlo. Tenía muchos proyectos en mente, desde un curso de integración alemana, de viajes imposibles, pasando por nociones de bolsa para novatos y hasta una guía miguelín (gastronómica). Pero de momento no ha cogido forma ninguno.
Ya avisaré si finalmente surge algo.